10.5.07

Censura en pleno siglo XXI

Permítanme sus almas perdidas que publique en nuestro blog, el cual brilla por su libertad de expresión y acoge todo escrito humano, animal y/o vegetal, un texto de un amigo q escribió sin más pretensiones que verlo publicado en la revista de la empresa en la que trabaja. A las 3 horas le dijeron que no podían publicarlo pq la revista iba a ser "light" (no entiendo de adjetivos, pero me suena a Coca-Cola...) Y hete aquí q decido colgarlo en nuestro prestigioso blog, donde seguro q será mejor recibido y comprendido.
Juzguen ustedes mismos y cuidado q el texto es peligroso (por eso se censuró, coño!)
Alice in Chains.
TU QUESO SE LO LLEVÓ LA INERCIA


“La conformidad del interlocutor nos deja indiferentes, la contradicción nos hace productivos y eficaces”

Goethe


Come lo que te digan, lee lo que te impongan (este texto te lo puedes ahorrar, sigue buscando el puto queso), escucha la música que todos escuchan, ve a casa con tu familia (¿realmente es tuya o también apareció en tu trayecto?), siéntate tranquilo frente a tu televisor de plasma y trágate los programas más vistos, vuelve a tu trabajo de mierda a hacer de oro a otro, al mismo que compra jaulas doradas en las que vivir, el mismo al que envidias por ello, educa a tus hijos para que sin pensar, sean buenas personas (que no personas), compénsate con unas vacaciones en algún lugar exótico, pues tu casa no tiene nada de exótica (¿o si?), sal los fines de semana, por la noche y toma lo que quieras (pero no lo tomes porque quieras saber que hay dentro de ti mirando al mundo desde “el otro lado”, hazlo porque está de moda), en fin…


…pero seguimos asintiendo con la cabeza porque es lo que hemos hecho siempre; sabemos a qué tenemos derecho y a qué no, conocemos las normas y sabemos que aún saltándolas de vez en cuando están hechas así. Tenemos el camino marcado en la cabeza de quien nos da a luz desde antes incluso de ser concebidos, ese camino trazado con regla y cartabón, como diseñado por quien conoce los secretos de una estructura en la que hemos de vivir, el arquitecto de las almas, diseñadores de lo absurdo. Nos vienen grabando a fuego en la cabeza aquello de que “hay que vivir”, “tienes que ganarte la vida”, como si en realidad fuese algo que se nos concede prestado y hay que cuidar y respetar según lo establecido, pero ¿establecido por quién?, por humanos que se subieron al comodísimo carro de la inercia. Sí, la inercia, si sabes algo de física sabrás de que hablo. Te lanzan vertiginosamente hacia adelante para que sigas los pasos de alguien o algo que una vez llegó a no sé donde, y aunque a veces reduces la velocidad y miras a tu alrededor, observas que el resto sigue esa inercia y no se paran a mirar hacia donde van, y no sabemos por que cojones, pero seguimos avanzando hacia el mismo lugar porque la estela que producen los demás nos arrastra con ellos. ¡Párate de una vez!, pregúntate a ti mismo que es lo que de verdad te mueve; ¿te mueve la inercia o la pasión?; si te mueve la pasión, ya has dado un gran salto. Pero no esa pasión estúpida que entendemos como críos, la que sale del corazón, no, esa no, la otra, la que hace que te ardan las tripas en lo más hondo, la que te lleva casi al vómito, esa que quema, esa con la que serías capaz de arrasar ciudades enteras, destruyéndolo todo, y aun así, sería un acto hermoso, lleno de belleza; la pasión que de verdad te hace escupir sangre, la que de verdad pone fin a la maldita inercia.

Tristeza, eso es lo que nos sobra, y solo por nuestra culpa. La marca al rojo, esa señal de hierro que llevamos grabada en el lomo, ese “hay que vivir”, ese “hay que comer”. Nos atiborraríamos con el mayor y más suculento de los manjares, pero seguiríamos sintiéndonos tristes. Déjate morir entonces (pensarán muchos), pero si eso haces, ya no eres un hombre civilizado, ellos sí. Los hombres dejaron de ser civilizados en el momento en que decidieron crear el primer asentamiento, justo al crear eso que llamamos “civilización”. Pocos animales hay que caguen en el mismo sitio donde han de comer, en el mismo plato, nosotros sí. Pero seguimos asintiendo y dejándonos arrastrar. Hablamos de nuestras hipotecas, nuestras facturas, y cosas en el mismo orden de estupidez, como si en realidad fuese el gran problema al que tenemos que hacer frente para vivir. Alguien dijo alguna vez que ser civilizado era tener necesidades complicadas y un hombre no debería necesitar nada, y menos al que mueve la pasión. Nos sentimos inútiles con cada cosa que hacemos, porque la mayor parte de lo que hacemos es pura inercia. Nuestros objetivos son cada vez mas fatuos; este coche, aquel piso, esas vacaciones… hablamos con la gente sin decir nada, sin aportar nada, queriendo cagar macetas sólo porque nuestros vecinos cagan flores, siempre con el “yo más” escondido entre las palabras; si mi vecino es gilipollas, ¿yo más?. Me niego a pensar que seamos así de verdad, pues si lo es, me dejaré morir y no tendré ningún remordimiento ¡O mejor! No movería ni el más recóndito de mis capilares viendo como os exterminan a todos.

Pero yo creo en los hombres, y sé que no es verdad que seamos así. Al menos no todos. Quiero pensar que todavía queda alguien por ahí que sabe que hubo un tiempo, otra civilización mas antigua, habitada por hombres que vivían conforme salía el sol y se ponía, hombres cuyo objetivo no era una consecución de más objetivos, de más pseudo necesidades. Estaban tocados por una luz, por dioses, o por como mierda quieras llamarlo, personas capaces de percibir lo mas parecido a la felicidad en toda regla y encima eran capaces de transmitirla, hombres que sabían que lo mas cerca que estarían de dios era llegar a comprender que ellos mismos eran dios, hombres a quienes se hacia el mayor de los regalos, el más preciado, el más valioso y se hacían merecedores de él; quien coño les diera aquella maravilla en las manos, jamás tuvo que sentir decepción por haber entregado aquello, como le pasa ahora al vernos a nosotros. A ellos los movía la pasión, ellos vivían. No eran ni coherentes ni civilizados, pues incluso ser así, es invención humana, invención de la inercia.

Seguramente eres capaz de percibir donde está tu felicidad, o tu auténtica vida, o llámalo como te pase por los cojones, que sabes cómo es, y cómo llegar a ella sin que te arrastre un sistema inventado por nosotros mismos, y a su vez por la fatal inercia.

Pelea, araña, muerde, aniquila si es necesario por llegar a donde la pasión quieres que te lleve, de lo contrario, serás como yo, un miserable, que no merece haber sido tocado por la luz de los antiguos, porque soy incapaz de tan siquiera percibirla. Si no luchas por “ello”, no lo mereces. No mereces poseer tan preciado presente, asúmelo, gírate, y súbete a ese tren tan cómodo que es la inercia, ya estás muerto.


Ernesto Marín Poveda.

4 comentarios:

Perdidiiiiiicos team dijo...

Hola Ernest@, me congratulo de que alguién por fin utilice el sentido común en este bloga.Tan sólo felicitarte por tu prosa y por favor continúa posteando para sacarnos del estado catatónico en el que nos encontramos.

Maribel Gómez Alcantara

Perdidiiiiiicos team dijo...

Alice in Chains said...
Querida Maribel "Echeazarra",
Te prometo por los colmillos de la Chippi q no soy yo la autora ni quien se oculta bajo el nombre de Ernesto Marín.
De todas formas, le animaré a q nos deleite de vez en cuando, si así lo ve conveniente.
Y creéme ó te amenazo con desvelar el secreto del anillo, un secretillo de 5 Euros Triangulares q tengo con uno q yo me sé... Eh? jijiji Bricobrios a mí!

Perdidiiiiiicos team dijo...

Capitalipppsssteeeeee

Perdidiiiiiicos team dijo...

Maribel-Joseluis Said....

Te prometo q te creo, tuchure, muuac!! ( besándome los dedicos ), pero plis, el secerto del anillo no puede ser reveladooooo, nooooooooooooooooooooo!!!!!!!!

Agur, Ernesto.